sábado, 26 de noviembre de 2011

El Final y el Comienzo

Cayó Orkus... y los planos volvieron a unirse.
Cayó Orkus... y yo fuí testigo de tal hazaña.
Los dioses vuelven a tocar a sus agraciados y súbditos, y a escuchar sus plegarias.
Como estaba escrito, los héroes hicieron frente una vez mas a uno de los más poderosos Señores de la Oscuridad.
Cayó Orkus... en una épica batalla como ninguna otra.

400 años de preparación para lograr crear un Recipiente que permita darles la posibilidad de golpear con todas las fuerzas.

Los 3 Dragones del Concilio se dedicaron a hacer el ritual para terminar de una vez por todas con El Señor Tenebrus, y los héroes dieron todo de si mismos para superar los miedos y enfrentar a la criatura que era dueño de sus pesadillas, y la de todo el mundo, por mucho tiempo.

Las tropas habían hecho su trabajo, y aunque los ejércitos de undead eran mayoría, los demonios a las órdenes de Orkus hacían diferencia con sus hechizos en área.
Aún así, los héroes comandaban las diferentes infanterías en el campo de batalla. Inw no había llegado a la batalla todavía. Vlar'Mor Dar lo consideraba la carta del triunfo, pero Lord Raziel tenía puestas sus esperanzas en Ebbeh, su Elegido.
Eric daba órdenes precisas a los artilleros que hacían de soporte a distancia segura. Bourbon jugando Solo dejaba cargas de dinamitas en lugares estratégico, causando serios daños en las tropas enemigas.
Kollins y Brennan encabezaban las filas con sus respectivas unidades y realmente era impresionante observar sus acciones. Apoyados por el Padre Ebbeh que dirigía un grupo de Sacerdotes.

Tres Generales Deaddrinkers habían preocupado a los generales valerianos pues sus hechizos diezmaban las tropas rápidamente, y tal espectáculo de sangre y violencia los hacía cada vez más peligrosos. Bourbon se teleportó a sus hombros y dejó una carga de dinamita de regalo a cada uno. El efecto fue desbastador, pero aún así, las criaturas no cesaron en su matanza.
Eric a la distancia ayudaba a destruir a los comandantes de cada unidad. Sus disparos precisos y su puntería legendaria salvaba decenas de vidas en todo el campo.

Celerity y Miali se dedicaron a combatir los demonios junto a Robloss que se esforzaba por sobresalir en la batalla. El Orgullo era su pecado favorito, después de todo y unos pobres humanos no podían ser mejores que él, en ningún aspecto.

Vlar'Mor Dar y Veldamir comandaban los magos valerianos que tenían puestos sus ojos en los Comandantes Undead en el límite del campo, para que estos no pudiesen influir en el equilibrio de la batalla.
Los soldados, shamanes y magos elfos, al igual que los soldados enanos cubrían ambos flancos.
Cien millares de soldados aliados se habían hecho presente en tan impresionante batalla.

Pero el curso de la batalla tenía que cambiar. Los Deaddrinkers entraron en el campo para hacer frente a las tropas de infantería que comenzaron a retirarse.
Algunos vieron pasar volando al pequeño Inw hacia el centro del campo de batalla, con la apariencia de un celestial era foco de la atención de muchos. En sus manos llevaba el arma definitiva. Le había costado demasiado crearla, pero valía cada gota de sudor derramada. Se posó con gracia y levantando una vara en su mano izquierda, comenzó a extraer energía de los Ríos de Sangre Azul, toda la energía que necesitaba, y el Foco hizo el resto. El terreno cambió por completo, transformándolo en los bellos Campos Elisios. El efecto se sintió de inmediato en todos los Undead y demonios.
Inw no los dejó reaccionar, se adelantó entre las tropas que retrocedían, emitió las palabras de comando y el Río volvió a fluir por su cuerpo, atraído por el reloj de arena que hacía de Foco. Su mano extendida hacia el frente congeló todo en un cono de enormes proporciones, muchos fueron destruidos en el instante.
Los tres Deaddrinkers seguían siendo un problema grave. Pero no para Inw. Juntó energía nuevamente e hizo la invocación mientras señalaba al más cercano. El cielo se abrió, y una roca de descomunal tamaño entró en la atmósfera. Todo el mundo comenzó a aterrorizarse, pues si esa roca golpeaba la tierra, seguramente acabaría con toda la vida del continente. Inw también lo notó, esperó que la roca estuviera mas cerca de la tierra mientras juntaba energía. Esta vez necesitaba mucha más energía, pero no quería dejarse llevar por el poder, y para eso necesitaba concentrarse. Se imaginó una jaula de fuerza gigantezca, que encerraría todos los enemigos y fue en el preciso momento que la gran roca alcanzó su objetivo, cuando la jaula se hizo visible. Aunque los demonios hubiesen querido escapar, los Campos Celestiales no los dejaba utilizar la magia para hacerlo y fueron aplastados por el gigantezco meteorito.

La alegría de los aliados se hizo escuchar en la planicie, vitoreando al pequeño prodigio que se había encargado en unos cuantos segundos de un problema que nadie más había podido manejar.

Pero la alegría no podía durar mucho. Así es la guerra. Una figura siniestra apareció a unos cuantos pasos de Inw, parpadeando por unos segundos hasta hacerse completamente visible. Su tamaño no era más grande que dos hombres, pero aún así imponente. Las risas se callaron y el silencio fue sepulcral.
Su armadura roja sangre y su casco de hueso le daban un aspecto aterrador. En su mano derecha sostenía un cetro de hueso enroscado, terminado en un orbe verde, del tamaño de un puño.
- "Stupid fools. Do you thought that a mortal body could retain me? ... I'll kill you and bring you back a hundred of time to let you know what I felt" (Estúpidos. ¿Pensaban que un cuerpo mortal podría contenerme?  ... Los mataré y reviviré cien veces para que sepan lo que sentí) - todos entendieron perfectamente lo que había dicho en ese extraño idioma.
Se acercó a Inw que no podía mover un músculo preso de un terror incomparable.
- "Que forma tan extraña, pequeño" - su voz resonó a burla - "Tanto Poder en un algo tan pequeño" - y su uña punteaguda se clavo en el parte inferior de su mentón.
El Suelo Celestial desapareció, y seguido a eso todo el se corrompió. Orkus golpeó con su Cetro en el suelo y una ola de energía apagó la magia menor, millas a la redonda.

Raziel se posó al lado del pequeño Inw y miró al Príncipe Demonio a los ojos. - "Así que decidiste aparecer, y dejar de jugar al héroe con seres inferiores" - escupió Tenebrus. Su mano se elevó hasta la altura de sus ojos y su índice hacia abajo hizo caer de rodillas al Arcángel que comenzó a sangrar por la boca y los oídos. - "Pero ellos tienen puestas sus esperanzas en alguien TAN débil" - Todos miraron hacia el suelo, sintieron que todo estaba perdido, que no había más nada que esperar la destrucción total.
- "¿Habrá aquí alguien que tenga el valor de enfrentarme?" - vociferó. Nadie respondió.
Robloss rió mientras su cuerpo gigantezco se posaba por detrás del pequeño Inw. Su cabeza llena de púas escupió el aliento cacofónico hacia el Príncipe, quien solo antepuso su Cetro y la ráfaga de energía sónica no fue mas que viento. El orgulloso Dragón no se quedó con ese resultado, sino que apareció en su forma humana detrás de Orkus e intentó atacarlo por el flanco. Su espada se frenó a unos cuantos centímetros del brazo del Enemigo. Quien respondió rápidamente golpeando con su cetro el pecho del atacante rompiéndole su caja torácica.
- "¿Dónde está tu Amo ahora, dragón?" - dijo burlándose. Pero a Robloss le costaba recobrar el aliento.

El silencio demostraba muchas cosas. Pero había dos héroes en el lugar que todavía creían en la pequeña posibilidad de ganar. Ebbeh hizo un esfuerzo enorme para sobreponerse al miedo que estaba sintiendo; cuando escuchó la voz de su amada Miali. - "Señor Raziel, de pie. Todavía tenemos razones para pelear. Todavía hay alguien que cree en Usted" - Estas palabras fueron una dosis de adrenalina para todos y las trompetas valerianas se escucharon en la retaguardia. Los blasones se elevaron dando valor a los soldados. Los cuernos enanos pusieron alerta las tropas y los gritos de los comandantes pusieron de pie a los caídos.

Inw aprovechó la oportunidad para retraerse, pues necesitaba recuperarse y alistarse para un nuevo combate - "Deseo recordar nuevamente todas las fórmulas mágicas que sabía antes de este combate" - las palabras mágicas hicieron sangrar al pequeño, pero era algo que ya esperaba. Colocó varias guardas mágicas a su alrededor y una enorme mano de fuerza enfrente.

Gabriel se elevó por los aires y embistió con su Lanza Sagrada traspazando el pecho del Príncipe Demonio. Junto a un gran grito de dolor, una onda de energía recorrió el campo como represalia al ataque y muchos murieron por las heridas causadas, mientras volaban varios metros hacia atrás.
La dulce voz de Miali llenó el campo con una canción de esperanza y coraje. Las armas de todos los héroes comenzaron a brillar como si respondieran a esa voz.
- "Todavía hay esperanza" - exclamó Ebbeh. Su mano alcanzó el tubo de marfil y extrajo un pergamino sagrado. Corrió hacia su Señor que se ponía de pie, mientras recitaba la oración - "Señores Celestiales otorguenme la facultad de destruir la magia a mi alrededor" - sus palabras apenas fueron sonoras fuera de su boca.

Eric levantó su rifle y apuntó al Señor Demonio. Su sudor no le dejaba fijar el objetivo, y algo le decía que todo su camuflaje no le servía de nada en contra de este oponente. Nunca había sentido algo así, y aunque no vivía el terror que sufrían sus compañeros, algo le decía que no podía vencer. Aún así disparó, sus ojos fijos en la frente del Demonio. Todos sus disparos rebotaron inofensivamente contra una fuerza que lo cubría.
- "La magia todavía funciona en él" - comunicó Inw que aún podía ver todas las auras mágicas recubriendo a Orkus.

Raziel levantó su puño y recitó una plegaria a su Señor Bahamut. Su plegaria fue inmediatamente respondida y su cuerpo se transformó en una esbelta figura del Dios Dragón. Abrió su boca y la energía destructiva golpeó los brazos del Señor Demonio. Esta energía era muy difícil de evitar, y aún más difícil de soportar.
Los magos a las órdenes de Vlar'Mor Dar y Veldamir lanzaron una andanada de hechizos pero ninguno fue efectivo. Los dos Grandes Magos intentaron disipar la magia del Príncipe, pero sin resultado.

Micael en el centro del campo de batalla elevó su plegaria hacia su señor Tyr y se hizo un canal de energía positiva, que comenzó curándolo y pasó a todos y cada uno de los combatientes vivos del campo. Pero aprovechó para apuntar también al Enemigo que no pudo soportar la ráfaga y su cuerpo comenzó a deteriorarse.

- "Si no lo logramos ahora, seguramente se curará de nuevo" - pensó Inw, y así fue. Orkus apuntó el pecho de Raziel y comenzó a extraer energía de su cuerpo, Robloss también fue afectado por el rayo, Gabriel a su lado, Ebbeh en un costado. Mientras la energía abandonaba sus cuerpos, las heridas en el cuerpo mortal del Príncipe Demonio se fueron sanando, hasta dejarlo casi ileso.
Robloss retrocedió muy malherido. Raziel cerró sus ojos para soportar el dolor creciente en su pecho, pero sus lágrimas comenzaron a fluir cuando vio el cuerpo de Ebbeh caer sin vida al suelo y el grito ahogado de Miali que hizo aún más duro el momento.

- "You are WEAK. Trusting hope in a simple human. Fool" (Eres DEBIL. Confiando en un simple humano. Idiota) - Le escupió el Príncipe a punto de reír. El Puño de Raziel brilló al punto de cegar a los que estaban cerca, la Lanza Sagrada de Gabriel hizo lo mismo.
- "Este es el momento que estábamos esperando" - dijo Vlar'Mor Dar. 400 años, solo para este momento. Inw, lo había escuchado claramente. Este era el momento.

Ebbeh vio todo oscuro, un campo sin colores donde las almas de los caídos vagaban esperando el momento indicado. Tres figuras incandescentes como el sol brillaban a unos cuantos metros de él. Se puso de pie a un costado de aquella Sombra siniestra que reconoció como Tenebrus.
- "Debía ser así" - dijo la voz de una de las figuras que reconoció como su Señor Raziel. - "Era la única forma de ganar" - dijo la voz de Gabriel. - "Sabes lo que tienes que hacer" - dijo la voz de Micael. - "Confío en ti, Hijo. No estás solo" - dijo Raziel. Ebbeh vio a un costado la imagen de Miali que comenzó a recitar unas palabras de poder que llenaron el Espíritu de Sacerdote.

Raziel bajó con fuerza su puño y una ráfaga de energía cortó el campo de fuerza que cubría a Orkus que fue tomado completamente por sorpresa. La Lanza Sagrada hizo bien su trabajo. Ebbeh en el Otro Lado vio inmediatamente el punto para dar su estocada. Estaba listo. Apuntó cuidadosamente y encomendándose: era el ataque más importante de su vida. Y las esperanzas estaban bien puestas en él. Su espada traspazó la protección mágica y penetró hasta la guarda. En el campo de batalla, todo el mundo vio la barrera mágica quebrarse por completo.

Todos apuntaron al Príncipe Demonio: el dedo índice de Kollins brilló y un raro de luz solar golpeó en el centro del pecho del Enemigo. El disparo de Eric impactó en la máscara tirándolo hacia atrás. Bourbon cargó con los dos kukris hacia adelante lanzando una andanada de golpes a distintas alturas. Brennan corrió con su espada a un costado y su tajo ascendente cortó las costillas y el ala izquierda. La flecha de Celerity fue precisa, debía solamente paralizarlo, sin darle la posibilidad a escapar, así fue. Inw juntó energía y su palabra de poder hizo reaccionar a todos nuevamente.
Raziel cortó el pecho del Demonio de arriba abajo. Bourbon cortó las piernas. El dolor era evidente en el rostro de Orkus y la frustración mayor. Brennan cortó el brazo izquierdo y la Lanza Sagrada perforó las costillas. Ebbeh golpeó con fuerza el costado desde el Otro Lado. Orkus iba a reaccionar nuevamente, pero la risa de Robloss se escucho en el momento que su espada lo cortaba de lado a lado.

Los gritos de alegría se escucharon. Todo había terminado.

Eso hubiesen querido. Un humo escuro comenzó a salir del cuerpo sin vida y de a poco formó la figura gigantezca del tan temido Príncipe Demonio.
- "Aquí comienza mi VENGANZA" - exclamó. Su mano apuntó hacia los magos, pues ellos eran su primer objetivo. Los tres Arcángeles se interpusieron. Un rayo negro y caótico salió disparado. Los tres Arcángeles fueron expulsados hacia los costados y golpeados contra el suelo.
Inw anticipó el movimiento. No puso traba al flujo de energía desde el Río de Sangre Azul. Su cuerpo comenzó a brillar en un resplandor azul, sus ojos emanaban pura energía. - "Deseo, crear una Barrera Prismática frente a nosotros" - sus manos apretadas comenzaron a sangrar. El rayo negro golpeó contra una muralla de colores.
- "INSOLENTE!!" - gritó Orkus mientras aumentaba la intensidad de la energía.
Eric sabía que Inw ya no estaba en sus casillas, y había visto la desvastación que producía cuando eso sucedía. Muy a su pesar, le apuntó a la cabeza. Podía ser un mal mayor al que estaban enfrentando. Pero en ese momento vio la figura azul de la criatura que cuidaba el Río de Sangre Azul imitando lo que Inw hacía. Esto debía ser así.
Ebbeh, comenzó a orar enviando toda su energía positiva hacia la monstruosa figura. Todos los héroes caídos lo imitaron. La primera herida que hizo Ebbeh, se hizo evidente y Orkus se torció de dolor.
- "Shooting Star ... ¿FALTA MUCHO?" - Gritó Veldamir, impaciente. - "Hemos terminado" - declaró el anciano dragón.
Veldamir sonrió y se colocó al medio de los tres dragones que habían terminado el ritual.

El cielo se aclaró y la figura gigantezca de un hombre esbelto, sin un brazo y sin ojo apareció frente a la barrera, apoyado en una enorme espada. - "THIS ENDS HERE! (¡ESTO TERMINA AQUI!)" - exclamó. La figura de una mujer aún mas enorme apareció detrás de Orkus y extendiendo la palma de la mano creó la prisión exclusiva para el Príncipe Demonio, que fue chupado sin ningún problema.
Inw cayó sin fuerzas en el lugar. Todos vieron a Micael desaparecer junto a su señor Tyr y un segundo después al guardián del Río junto a Lady of Pain.

Raziel en el Otro Lado se llegó a Ebbeh - "¿Estás listo para venir con nosotros? hay un lugar para ti donde vamos" - pero Ebbeh lo pensó unos segundos. - "Creo que aún hay mucho trabajo aquí para hacer" - respondió. Raziel sonrió sabiendo de antemano la respuesta. - "Aquí estarás bien acompañado" - dijo mirando a Miali.
Ebbeh abrió los ojos en el Mundo terrenal y vio las lágrimas de Miali caer sobre su rostro. - "Es una buena forma de despertar" - exclamó.

Cayó Orkus... y los planos volvieron a unirse.
Cayó Orkus... y yo fui testigo de tal hazaña.
Los dioses vuelven a tocar a sus agraciados y súbditos, y a escuchar sus plegarias.
Como estaba escrito, los héroes hicieron frente una vez mas a uno de los más poderosos Señores de la Oscuridad.
Cayó Orkus... en una épica batalla como ninguna otra.

400 años de preparación para lograr crear un Recipiente que permita darles la posibilidad de golpear con todas las fuerzas.
Y las esperanzas habían sido bien puestas en los mortales.